En contra de la corriente

- Por Abner Huertas



Uno de los paradigmas a nivel económico en los países está ligado al tema de los bancos; éste es que los mismos no quiebran, ya que el gobierno llega a su rescate al momento de que estos entren en problema.

Es habitual que veamos la recuperación de los bancos cuando éstos no pueden continuar con su labor. Mucho de esto se vio reflejado en el problema económico provocado por los prestamos “sub prime” en los Estados Unidos. A manera de conocimiento general, estos préstamos surgieron con el objetivo de impulsar la economía de los Estados Unidos, los mismos consistían en otorgar un préstamo hipotecario a personas, que en otras circunstancias, no son aptas para uno. 

El otorgamiento continuo, en conjunto con la falta de liquidez causada por la falta de captaciones, ocasionó que la economía se viera amenaza. Sin embargo, se ha visto como el gobierno ha salido al “rescate” de estas entidades, que en la mayor parte de las ocasiones, han sido mal administradas. En realidad, quien rescata a estas entidades somos los ciudadanos que pagamos impuestos.

Islandia llegó para romper con el paradigma que los bancos se tienen que rescatar. Al igual que Estados Unidos, España y otros países, Islandia se vio en problemas económicos causados por la banca. ¿Qué hizo Islandia?, dejó quebrar a los banqueros y los llevó a juicio por su mala gestión.

Al inicio muchos opositores vaticinaban que esa decisión no tendría un buen augurio. La historia está diciendo algo diferente. Del problema económico que Islandia padecía, se logró recuperar en corto tiempo. 

Islandia es un claro ejemplo que para solucionar un problema, no es necesario nadar con la corriente, sino en contra.

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